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Pingyao

China – Pingyao

En Pingyao te puedes hacer una idea de lo que era una ciudad medieval en China. Cuando cruzas sus murallas y te adentras en sus estrechas calles, todo te invita a pasear entre sus casas grises, con tejados curvados y maderas que huelen a antiguo. Pero también puedes admirarla desde arriba, caminando sobre las murallas que cercan la ciudad, a modo de un soldado de los que velaban por su seguridad hace cientos de años.
Yangshuo
No sé lo que tienen estas montañas esculpidas por el tiempo, ni este amplio y calmado río que se desliza entre ellas. Te hacen sentir un ser privilegiado, ocupar un lugar en el cielo al que señalan las cumbres. Las cañas de bambú ocultan la orilla, inclinándose al paso de una corriente tranquila, apacible, como si del lago de un parque se tratase. Las raíces buscan cobijo en paredes casi verticales, por huecos imposibles, consiguiendo vestir de árboles a unas montañas que parecen haber surgido de un modo mágico, desde un terreno plano, desde una tierra llana.
Marruecos
La abuela de la pequeña Salma tenía un gallo. Era grande, bello, poderoso. Su cresta roja, muy roja, destacaba sobre el blanco de su rostro, de su cuello. Ese blanco orgulloso se extendía por el plumaje de su torso, hasta difuminarse en los tonos pardos de sus alas y de su cola, la cual mantenía siempre firme, como el timón de un barco. Salma a veces lo escuchaba al despertar, casi a la misma vez que el muecín llamaba a la oración desde el minarete de la mezquita.
Perla Zanzibar
El nombre de “Zanzíbar” siempre fue evocador, como algo muy lejano, en un oriente inalcanzable, un lugar de los cuentos de las mil y una noches. El nombre de su capital, Stonetown, no es tan evocador, pero sí lo es la ciudad. Quizás sea la ciudad más vieja que he conocido.
Cebras
¿Por qué motivo podrías encontrarte una gran fila de pacientes cebras esperando su turno en una llanura de África? ¿Por agua? ¿Por comida? El caso es que, en esas largas hileras, las cebras demuestran la paciencia de los que guardan cola en el aeropuerto para facturar sus maletas, o la tranquilidad de los que aguardan a la puerta de un museo.
Tanzania
La noche en un camping en el corazón del Serengueti en muchos aspectos es muy parecida a la de cualquier otro camping del mundo. El sonido de las cremalleras de las tiendas de campaña, el olor a protector contra insectos, ropa colgada entre dos árboles, gente caminando con una bolsa al hombro hacia las duchas. Las risas, las conversaciones en chanclas y ropa ligera, en francés, en inglés, en italiano… hombres y mujeres que quizás se dediquen a la medicina, técnicos, funcionarios…
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